Entrevistas

La voz de una generación (7) – Francisco

Francisco (Barcelona, 28 años)

Francisco (Barcelona, 28 años)

Francisco trabajaba como comercial en un hotel de Barcelona. Hablaba inglés, pero su deseo de dominarlo lo sacó de España. Desde hace dos años vive en Manchester, donde ejerce como responsable comercial de una empresa de logística. Ha llegado hasta aquí después enfrentarse a trece entrevistas, mas esta solo es una de sus tantas experiencias laborales y personales.

Este barcelonés tuvo su primer desafío en Abu Dabi, donde accedió a un puesto de trabajo gracias a la compañía en la que venía trabajando. “Fue duro por la cultura, el desierto… Al lugar le falta alma”, afirma Francisco, que, sin embargo, valora cómo le sirvió para mejorar su inglés, en particular el de los negocios, en un entorno en el que este idioma era su única herramienta de comunicación.

Tras esta etapa, Francisco volvió a Barcelona, sumando a su currículum más experiencia como agente comercial, esta vez viajando con frecuencia a Reino Unido. “Empecé a entender cómo piensan los ingleses, son como otra especie de trato más frío y distante”, declara quien venía de un trato más personal que se da en Oriente Medio.

“Con veinte años no puedes buscar calidad de vida”

Por motivos de trabajo, Francisco conoció lugares como Brístol, que recomienda por su acento más accesible, o Manchester, que terminaría convirtiéndose en su nuevo domicilio. “Me alojé en un centro de conferencias que era un desastre y justo buscaban director comercial”, recuerda, que con su propuesta de toma de control logró el puesto.

“Manchester es cosmopolita, se ha sabido adaptar al sector servicios tras su desindustrialización, generando tantos nuevos empleos como Londres”, explica Francisco, no sin obviar que, eso sí, “el tiempo es terrible”. “Inglaterra es muy homogénea, los centros de las ciudades son muy parecidos, pero Manchester tiene algunos elementos propios”, manifiesta el barcelonés, que aprovecha este momento para sacar a relucir algo que detesta: “La cultura del alcohol me saca de quicio, no distingue de edad o condición social, y esto a veces me ha limitado salir con gente”.

“En el centro de conferencias pude cambiar muchas cosas porque no dependía de una multinacional”, cuenta Francisco, que pronto buscaba un nuevo reto. “Hice trece entrevistas, en algunas no me cogieron, en otras rechacé la oferta”, señala, además de razonar por qué cree que le resultó tan difícil encontrar algo: “No tener apellido inglés es un hándicap. El problema no es ser extranjero, puedes controlar el inglés, pero no “leer” a un británico como otro”. “He aprendido a hablar de la nada, a aceptar lo polite (“corrección”), y claro que me ha generado frustración, pero me he acostumbrado”, explica el barcelonés, que, aunque se ha relacionado con españoles, ha buscado cierto balance nacional/extranjero en su círculo de amistades: “Un inglés es duro de conocer, pero hay gente de otros países en similares circunstancias, por ejemplo, de Europa del Este, con las que puedes reírte de este país”, bromea.

Después de trece currículums personalizados, así como de las correspondientes cartas de presentación, Francisco encontró trabajo en una empresa de logística, C.H. Robinson, que le hizo responsable comercial del norte de Reino Unido: “Creo que por ser una multinacional han valorado mi movimiento y capacidad de adaptación a nuevas circunstancias”.

Francisco también milita en el Green Party, siendo el único no nacional en el grupo al que pertenece: “Esto me ha servido para conocer gente y contribuir a la comunidad, además de para descubrir cosas como que el sentimiento de identidad británica se ha difuminado por la existencia de tantas minorías, lo que hace que algunos se sientan dolidos”. Añade que ha ayudado a españoles a redactar currículums, a los que recomienda que se fijen en las ofertas de entry level (“junior”).

“El trato laboral es mejor en Reino Unido, mi jefe me llama si me quedo hasta tarde. (…) Si te das tiempo para adaptarte, te acostumbras a trabajar aquí y a los hábitos locales, te acabas sintiendo cómodo. El problema es que muchos españoles se rinden y al año o año y medio se van, y no digo que España no sea un mejor país, pero creo que aquí podemos hacernos un hueco. (…) Con veinte años no puedes buscar calidad de vida, es cuando toca sufrir”, diserta Francisco sobre la emigración en estos días, que concluye así: “Los ingleses y el país me suponen un reto, pero busco superarlo”.

Artículo escrito por Antonio Pozueco

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