“El seguimiento de los pacientes es mejor en Reino Unido que en España”
Elisabel tiene clara su vocación, la enfermería, y fueron las oportunidades que le ofrecía Reino Unido las que la trajeron hasta aquí. Desde el pasado mes de diciembre, trabaja en Brístol para el todopoderoso sistema británico de salud (NHS).
Fue en el verano de 2013, recién terminados sus estudios en la Universidad de Extremadura, cuando esta joven procedente de Medellín, en la provincia de Badajoz, tomó la decisión de probar suerte en Reino Unido. No obstante, hasta febrero no se produciría su marcha. En este período, Elisabel tuvo que lidiar con la burocracia que conlleva poder ejercer una profesión como la suya aquí, donde tiene que estar reconocida por el colegio de enfermeros (NMC en sus siglas en inglés). Tampoco le faltó trabajo, ya que estuvo en una clínica privada de Cáceres.
Amesbury, en el suroeste inglés, conocida por acoger el monumento prehistórico de Stonehenge, fue su primer destino. Allí llegó gracias a una de las tantas agencias de reclutamiento que se promocionan en grupos de Facebook, que le concertó varias entrevistas a través de Skype. Trabajaba en una residencia de ancianos con compañeras africanas o de lugares tan remotos como Filipinas, quienes consiguen el permiso permanente de residencia mediante este empleo. Ella hace migas sobre todo con otra chica española y un grupo de inglesas. “La afinidad estaba en la edad, porque el resto del personal era más mayor”, aclara Elisabel.
Fueron diez meses de turnos de noche, trabajando algo más de 36 horas, repartidas en torno a cuatro días a la semana. “No era el ámbito al que quería dedicarme, pero me sirvió para ganar experiencia en un país que no era el mío”, recuerda la metelinense, que reconoce, quitándole importancia, haber tenido roces con algunas de las auxiliares: “Yo era la nueva, además de ser más joven y no llevar toda la vida dedicándome a ello, pero tenía la formación”.
En sus ratos libres, a Elisabel le gustaba hacer excursiones por los alrededores, y fue así como tuvo su primer contacto con Brístol. La ciudad le gustó y cuando pudo elegir entre dos ofertas del NHS, el servicio nacional de salud, apostó por ella. “Me dijeron que el puesto era mío al terminar la entrevista, y no dudé en aceptarlo”, resalta la chica, que desde finales de 2014 trabaja para la Bristol Royal Infirmary, uno de los dos grandes complejos hospitalarios de la ciudad.
“El primer mes fue horrible”, cuenta Elisabel, que comenta lo duro que se le hizo empezar el nuevo trabajo, buscar un apartamento (mientras tanto, el hospital le daba alojamiento) y pasar sus primeras navidades lejos de los suyos. Así mismo, “el acento de Brístol era un problema”, ya que, explica, en su experiencia previa se había relacionado con muchos extranjeros, lo que le facilitaba el entendimiento. Para solucionar esto, ha optado por reforzar sus estudios de la Escuela Oficial de Idioma con un profesor particular.
“El trabajo de enfermera aquí está muy protocolizado”, señala la joven en referencia a la cantidad de procedimientos burocráticos a los que se enfrenta a diferencia de en España, “así que me costó un poco adaptarme, pero el equipo es un encanto”. “El seguimiento de los pacientes es mejor aquí que en España, porque allí faltan medios humanos”, remacha Elisabel, que no lo atribuye a un problema de formación: “la enfermera española sabe más técnicas que la de aquí”. “Aquí también el auxiliar es más un compañero que un subordinado”, indica como otras de las diferencias.
Más allá del trabajo (tiene un contrato de 37.5 horas), al que dedica una media de tres días consecutivos, a Elisabel le gusta ir, cuando acaba su jornada, al pub The Full Moon con sus compañeros españoles, o de fiesta a Mr. Wolf’s; también saca tiempo para ir a clases de lindy hop. “Tengo la misma forma de vida que en España”, afirma la chica, que añade que el tiempo no le gusta, pero que lo sobrelleva, además de estar sorprendida por la corrección de los nativos: “Les puedes tirar un café encima y te piden perdón”.
Elisabel no se plantea volver a Extremadura en el futuro más inmediato, de hecho, su plan más cercano pasa por hacer la especialidad de matrona en Inglaterra, pero matiza que “como en casa en ningún lado”. “Tuve una oferta en un centro de estética, pero no es lo que quiero”, apunta antes de concluir: “Si me ofrecieran un mínimo de mil euros en algo que me gusta, me iría”.
Artículo escrito por Antonio Pozueco
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Si conoces a alguien que quiera explicar su experiencia (positiva o negativa) viviendo en UK, mándanos un email 😉
Categorías:Entrevistas, Españoles en UK
bueno, la experiencia de la chica no la discuto, lo que si discuto es en eso del seguimiento de los pacientes, hablo por un primo hermano, tuvo un accidente en el trabajo, y mas o menos pasaron de el, no por ser español, eso creemos, sino por la dejadez del staff del hospital, lo que obligo que mi primo reclamase al hospital mas atencion a su caso, tenia 4 costillas rotas.
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