«Limpiando he aprendido a quererme»
Quince meses después de llegar a Brístol, Lucía trata de iniciar una nueva etapa en su vida. Ha pasado por momentos duros, pero no le han hecho perder el optimismo ni la sonrisa. Empezó limpiando, ahora trabaja de «au pair» y en estos días afina su currículum para poder dedicarse a lo que estudió, Protocolo y Organización de Eventos.
Esta malagueña de 25 años llegó a Reino Unido con su pareja en el verano de 2013, se emancipaba y tenía por objetivos mejorar su inglés y ahorrar trabajando «de lo que fuera». Venía buscando mar, así que probó suerte en Bournemouth. La búsqueda de más y mejores oportunidades la llevó a Londres, pero tras una semana, en un mar de dudas respecto a su futuro, decidió volver a España. Sin embargo, lo hace por poco tiempo, porque las ganas de sacar partido a su estancia, le devuelven a Inglaterra en octubre de ese mismo año, concretamente a Brístol.
Lucía no encontró casa, la casa la encontró a ella. Después de ver dos sitios que le planteaban el pago «en negro», el casero de la vivienda «ideal», en el barrio de Totterdown, localiza su perfil en Gumtree. Comparte el lugar con el «landlord», en su cuarentena, y con una pareja de ingleses en torno a su edad. Es su primera vez fuera de casa, por lo que tiene que aprender a hacer todas las tareas domésticas, desde cocinar a poner la lavadora.
La convivencia al principio es «buena», pero los roces comienzan con el problema de la limpieza de fondo. Lucía se considera «clara» y «directa», algo que le hacía chocar con la «falsedad» de sus compañeros, con un propietario pasivo ante los contratiempos. Finalmente, cada uno va por su lado.
Para satisfacer uno de sus principales objetivos en Brístol, Lucía contrata un profesor particular de inglés. La dinámica de clases le gusta, pero un día las lecciones terminan sin motivo aparente. «No es la primera vez», dice la chica, que le llegaron quejas del modo de actuar de esta persona a través de los grupos de españoles emigrados en Facebook. No obstante, gracias a él, accedió a dos puestos de trabajo de limpiadora, aunque en el primero resultó ser engañada por un «jefe» español. «En realidad, cubría su puesto y él se quedaría con una parte», afirma Lucía, que dejó el trabajo al descubrir la situación.
Durante más de medio año, Lucía combina trabajos en diferentes empresas de limpieza, que la hacen pasar por restaurantes, oficinas, escuelas, clínicas… Guarda buenos recuerdos de la gente que le rodeó, aunque a veces diese con personas que la distinguieran por su posición laboral u ofendieran por su condición de mujer, lo que le sucedió en una conocida cadena de comida japonesa, donde soportaba las «obscenidades» de parte del personal de cocina.
«Me lo pasaba bien», incide respecto a su experiencia laboral, a pesar de reconocer que perdió peso ante la falta de descanso y jornadas de trabajo todos los días de la semana. «Quería ahorrar para volver (a España) y hacer un máster», recuerda, pero por otro lado se planteaba quedarse y conocer Brístol, porque hasta ese momento no había tenido tiempo para hacerlo.
El pasado otoño Lucía empezaba un nuevo período de su estancia, tras la marcha de su novio y el abandono de los trabajos de limpiadora. En Gumtree encontró trabajo de «au pair» y, gracias a una nueva agenda más despejada, ha podido apuntarse a actividades e intercambios que le han permitido conocer a los que son sus amigos hoy en día. Además, se ha atrevido con dar clases de español.
Sin embargo, Lucía se siente lista para una nueva fase. El trabajo de «au pair» no ha evolucionado como esperaba, convirtiéndose en asistenta y con unas condiciones peores a las iniciales, por lo que quiere dar el salto a un puesto relativo a su formación. Un amigo le está ayudando a perfeccionar el currículum, además «me he hecho una base de datos con todas las empresas», dice ilusionada, sin descartar un máster aquí que le permita acceder a mejores puestos de trabajo.
«He sacado lo positivo de la experiencia, he crecido y limpiando he aprendido a quererme y a ponerme por delante de los demás», dice esta malagueña haciendo balance de su estancia en Brístol, donde quiere continuar. «Me gusta el desayuno inglés con mis amigos los domingos, la música en directo, los horarios, medir mis palabras como hacen los ingleses, la paciencia, estar descalza, ser más independiente», señala con entusiasmo sobre su vida aquí. Su círculo social está lleno de nativos. «Los ingleses son más reservados, no tienen tanta pasión, pero me siento adaptada», concluye Lucía, añadiendo que lo único que no le gusta es la comida y el indiscriminado uso del «sorry».
Nota a la entrevista: Lucía es el nombre ficticio de una española residente en Brístol que ha solicitado mantener su verdadera identidad en el anonimato.
Artículo escrito por Antonio Pozueco
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Si conoces a alguien que quiera explicar su experiencia (positiva o negativa) viviendo en UK, mándanos un email 😉
Categorías:Entrevistas
Lucía, que bonito tu artículo. Me gusta mucho porque se nota que a pesar de todas las dificultades que has tenido, no has perdido la esperanza y las ganas de ser mejor cada día. Mucha suerte.
Elena
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