Anabel (Barcelona, 26 años)

“No percibo Brístol como una ciudad de paso”

Easton es el centro de la vida de Anabel, una chica natural de Barcelona que llegó a Brístol con su pareja en enero de 2014. Nada sabía ella de la (mala) reputación del barrio más multicultural de la ciudad, que, no obstante, no logra entender: “Leí que Stapleton Road era una de las calles más peligrosa del Reino Unido, pero a día de hoy no creo que conserve tan mala fama”.

Para Anabel, licenciada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona, Brístol no es su primer contacto con la vida en el extranjero, ya que antes, con la ayuda de becas de formación y prácticas, pasó por Alemania, China y Portugal. A pesar de haber trabajado en Barcelona y Shanghái, considera que esta ciudad es su primera gran experiencia en el mundo laboral.

Encontrar alojamiento no le resultó complicado, quizás por su atrevimiento: “Vimos (ella y su pareja) una habitación en Gumtree desde Portugal, la foto era horrible, pero la alquilamos sin verla, para asombro de la propietaria”. El orden y la limpieza dejaban que desear, pero con la colaboración de los otros inquilinos (también españoles), fueron aspectos “controlados”, asegura Anabel, no sin quitarle hierro al asunto.

El trabajo era harina de otro costal. Aunque nunca dejó de buscar una posición de diseñadora gráfica, al mes de trasladarse, la falta de fondos hizo que rebajara sus expectativas. Así, en Gumtree encontró trabajos de limpieza, que le permitían subsistir mientras desarrollaba su portafolio y rehacía una y otra vez su currículum. A los siete meses, empezó a trabajar en unos almacenes de Culina en Avonmouth. “El ambiente era bueno, pero el trabajo era algo duro, muy físico, y me sentía un poco presionada por mis jefes desde que me ascendieran a team leader”, recuerda Anabel, no sin obviar el orgullo que le supuso el reconocimiento a su trabajo. “Descubro que puedo hacer cosas que no esperaba, como llegar a liderar un equipo o lidiar con las exigencias de mis superiores”, apunta la chica respecto a esta primera etapa en Brístol.

Durante todo este tiempo, Anabel, en parte, no se sentía preparada para retos laborales mayores, un “miedo” vinculado a la falta de dominio del idioma, que intentó atajar con clases de inglés. Para ella fue una sorpresa recibir una llamada para un puesto de diseñadora web. La chica se preparó la entrevista y se ganó su suerte, porque desde hace un par de semanas trabaja en el marketing y la nueva web de ECT Travel, una agencia de viajes, con sede en Bath, especializada en tours donde las flores son las protagonistas.

Más allá de lo profesional, la vida de Anabel gira en torno a Easton. Allí le gusta comprar cosas poco comunes en el Sweet Mart o divertirse en The Plough o The Black Swan, donde dice encuentra la “música bruta” con la que se lo pasa en grande, como se refiere al drum and bass y al hardtechno. Además, tiene pendiente de probar las pizzas de The Greenbank, un nuevo pub donde trabajan con ingredientes naturales y en el que es empleado su compañero de casa.

Después de seis años fuera de España, “no percibo Brístol como una ciudad de paso”, concluye Anabel, cuyo plan pasa por mejorar su inglés y afrontar nuevos desafíos profesionales. En el futuro más inmediato, se muda a la acera de enfrente con su novio y un par de amigas de Barcelona.

Artículo escrito por Antonio Pozueco

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